Amar a alguien puede doler. Al hacerlo, le das a otra persona el poder de herirte profundamente. Al principio, nos protegemos, tratando de descifrar sus verdaderas intenciones. Pero con el tiempo, el corazón se ablanda, se comparten momentos cargados de vulnerabilidad, y el resto es historia.
¿Algo realmente doloroso? Cuando el amor no es correspondido, cuando los obstáculos son insuperables o cuando simplemente no es el momento correcto. Eso sí que duele.
Todo este tren de ideas sobre el amor surgió a raíz de un libro que terminé la semana pasada: Las penas del joven Werther, de Goethe. Fue un regalo de Navidad de mis suegros, y hay algo muy especial en recibir libros como regalo. Me hace sentir querida, como si alguien hubiera dedicado tiempo a elegir algo pensado para entretenerme y que pudiera disfrutar. Es un gesto sencillo —literalmente, es el concepto de un regalo—, pero que cuando tiene intención, hits different.